Visitar Ginebra

Visitar GinebraSe puede visitar Ginebra, sin demasiados problemas, en un solo día. Siempre hay que decir esto con algo de precaución. Todo depende mucho de la mentalidad de cada persona a la hora de hacer turismo. Sin embargo, por su tamaño y por la cantidad de cosas que hay que ver en la ciudad, podemos afirmar que un día de buen tiempo y con bastantes horas de luz da para ver lo más importante de la ciudad.

Comienza la visita

Un buen lugar para empezar a visitar Ginebra es el famoso reloj de flores del Jardin Anglais, un lugar en el que todos los turistas toman fotos y también un punto de encuentro para los ciudadanos de Ginebra. Desde ahí comenzaremos nuestro recorrido, siempre andando, en dirección a la ciudad antigua. Para ello cruzaremos la Rue de Rhône y dejaremos atrás la Place Longemalle. Llegamos así a una de las zonas más exclusivas para visitar Ginebra: Rue de la Croix d’Or. En esta calle podremos encontrar las tiendas más exclusivas de la ciudad, aptas solo para gente acaudalada. Esta calle, peatonal pero transitada por una línea de tranvía, conecta con otras calles que la continúan : Rue du Marche; Rue de Rive; y Rue de la Confederation.

A partir de aquí, comenzaremos a ascender por la Rue de la Fontaine. Es una calle empedrada que nos acerca a la ciudad antigua de Ginebra. A nuestra derecha ya podremos ver la impresionante catedral de St. Pierre, que desde la cima del promontorio en el que se haya situada domina las vistas de la ciudad. Sin embargo, antes pasaremos por la Place du Bourg-de-Four, una plaza con mucha historia. Podemos destacar el Palais de Justice y sus sugerentes terrazas que abren con la llegada del buen tiempo.

Visitar Ginebra y su Cité

Siguiendo con el recorrido, si giramos a la derecha llegaremos a la Rue de l’Hôtel-de-Ville. Es una pequeña pero pintoresca calle que nos lleva hasta el Hôtel-de-Ville, actual sede de las autoridades cantonales. Frente al mismo podremos ver el antiguo Arsenal, del que destacan los cañones de los siglos XVII y XVIII que hay en una galería, a pie de calle.

Muy cerca está la Maison Tavel, la casa más antigua de Ginebra. Es posible visitar este edificio, reconvertido a pequeño museo, de forma totalmente gratuita. Consta de varias plantas, a las que se puede acceder mediante un moderno ascensor. De ellas cabe destacar la planta superior. Allí se encuentra una gran maqueta que representa la ciudad hacia 1850. En aquel entonces todavía estaban en pie las murallas que la rodeaban. El resto de plantas contienen elementos que formaron parte de la casa durante sus muchos siglos de historia.

La Catedral de St. Pierre

Sin embargo, una vez salgamos, nos encontraremos cerca del edificio más espectacular de Ginebra: la catedral de St. Pierre.

Por fuera es llamativa la mezcla de estilos. La portada es clásica (del siglo XVIII) pero el resto del edificio mezcla románico y gótico. Merece la pena entrar, de manera gratuita, y ver el templo por dentro, dar una vuelta por sus naves y ver toda la decoración, las vidrieras, los rosetones. Una vez en su interior, podemos plantearnos la posibilidad de hacer el recorrido arquelógico de la catedral. Ello nos permitirá ver restos de la ciudad protohistórica y de la edad romana; o simplemente subir a las torres para ver la ciudad desde lo más alto.

El precio a pagar merece la pena cuando, desde arriba, podamos observar la ciudad antigua, el lago Leman, el Jet d’eau y todos los lugares más famosos para visitar Ginebra. No es un lugar apto para personas con vértigo. A la altura de las torres hay que sumar el desnivel de su ubicación.

Junto a la catedral podemos encontrar otros edificios que también se pueden visitar. El primero de ellos es el Museo Internacional de la Reforma. Se puede comprar un billete conjunto para visitar el museo, las torres y la Catedral. El segundo es el Auditorio de Calvino, como así se conoce a la iglesia de Notre-Dame-la-Neuve.

Visitar Ginebra y su centro

Una vez abandonemos la plaza donde se encuentra la catedral, la mejor opción es dar un paseo por el centro y conocer calles como la Grand Rue. Allí encontraremos tiendas de anticuarios y librerías antiguas; además de algunos palacios de los siglos XV al XVIII; la Rue des Granges, paralela a la anterior, donde encontraremos elegantes edificios del siglo XVIII, como el hotel Boissier y el hotel de Sellon; la Rue Calvin, de la que cabe destacar, en su número 10, el Musée Barbier-Muller.

Al final de la Rue Calvin podemos comenzar nuestro «descenso» hacia la Rue de la Rôtisserie. Posteriormente alcanzaremos la Rue de la Confederation, acercándonos a otros de los puntos de interés de Ginebra: l’Ile. Allí vamos a poder ver la famosa Tour de l’Ile, la torre de la isla, resto de un castillo episcopal del siglo XIII, convertido más tarde en prisión. Desgraciadamente no hay nada más que visitar en esa porción de tierra que se levanta en medio del río Ródano, pues ya solo hay edificios modernos. Desde ahí podemos dirigirnos al Pont de la Machine, donde se encuentra la Cité du Temps. Es un edificio que alberga un restaurante moderno y una exposición de relojes Swatch.

Cruzando el río

Cruzando el puente que salva el río llegamos a la Quai des Bergues. Es una importante calle que va desde la Place St-Gervais hasta el Pont du Mont Blanc. En ella podemos encontrar el Four Seasons Hotel, uno de los más lujosos de Ginebra. A ese lado de la ciudad encontraremos otras cosas interesantes que ver, entre las que cabe destacar la basílica de Notre-Dame, la Gare de Cornavin (la estación de tren más importante de la ciudad) y el Grand Casino. Si nos alejásemos más, podríamos llegar hasta el Palais des Nations (ONU), el Museo Ariana, el Museo de la Cruz Roja, el Museo Voltaire, el Palacio de la WTO (Organización Mundial del Comercio), el Jardín botánico y otros museos. Si alguien tiene intención de visitar estos museos o visitar el Palais des Nations, entonces es aconsejable que reserve un día o dos para ello.

Volviendo al Pont du Mont Blanc y dejando un poco de lado la zona norte de la ciudad, es interesante cruzar de nuevo el río por este gran puente y llegar de nuevo al punto de origen: el Jardin Anglais. Merece la pena cruzarlo y dar un pequeño paseo junto al lago Leman en dirección a uno de los lugares más famosos de Ginebra: el Jet d’eau. Se puede llegar al pie del mismo atravesando un pequeño embarcadero. Es impresionante observar como el agua sale disparada hasta una altura aproximada de 150 metros. No se puede visitar Ginebra sin observar este peculiar lugar.

Finalizando la visita a Ginebra

Para completar la visita, desde el Jet d’eau podemos dirigirnos hacia el Boulverad Helvétique. Desde allí podemos coger la Rue Rodolphe-Toepffer. En esta calle se encuentra la Iglesia Rusa, una impresionante iglesia construida a mediados del siglo XIX en estilo ruso antiguo, coronada por nueve cúpulas. De su interior cabe destacar los numerosos iconos que se conservan desde lo siglos XVI al XIX. También la profusa ornamentación.

En esa zona podremos encontrar algunos de los museos más importantes de la ciudad, como son el Museo de Arte y de Historia; el Museo de Arte Moderno; el Museo de Historia Natural; y el Museo etnográfico.

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